Este país se encuentra aún en crecimiento turístico, por tanto, no está masificado, siendo uno de los lugares en los que disfrutarás de la tranquilidad y la amabilidad de los lugareños mientras te deleitas con sus monumentos, mezquitas e iglesias. Albania ha estado bajo el mando de griegos, romanos, otomanos y, en general, sociedades que han dejado su esencia y sus costumbres, brindándole una riqueza cultural y arquitectónica sin igual.
TIRANA
A diferencia del resto de capitales del mundo, Tirana es una ciudad sin aglomeraciones, para disfrutar y descansar. Gracias a la administración del exalcalde de Tirana, Edi Rama, esta ciudad pasó de ser gris y aburrida a ser una de las capitales más coloridas. Este alcalde ordenó pintar todos los edificios y habilitar numerosas zonas verdes para dar ese toque alegre a la cuidad. Las cafeterías de Tirana tienen un encanto especial: Komiteti-Kafe, ambientada en la época comunista de Albania, es prácticamente un museo. Y hablando de la época comunista: ¡alucinarás viendo la cantidad de búnkeres que hay repartidos por la ciudad!
Otra curiosidad de Tirana (y Albania en general) es la convivencia entre las religiones cristiana e islámica. En el centro de Tirana, pasearemos por la Plaza de Skanderbeg, donde se sitúa la encantadora Mezquita de Et’hem Bay y, apenas a 300 metros, nos encontraremos con la pintoresca Catedral Ortodoxa de la Resurrección de Cristo. Otra mezquita que no nos podemos perder es la sede mundial de la orden de Bektashi, que también se sitúa en esta ciudad.
RIVIERA ALBANA (KSAMIL)
La Riviera Albana es una joya paradisíaca bañada por el Mar Jónico, poco conocida mundialmente y, por tanto, poco masificada. Ideal para unas vacaciones tranquilas. Pero, si nos apetece más ambiente, el lugar ideal es Ksamil. Allí nos esperan unas playas que poco tienen que envidiar al Caribe. Sus aguas turquesas, de poca profundidad y su arena suave y clara y los increíbles atardeceres que la caracterizan, hacen de Ksamil una parada obligatoria. Albania pretende darse a conocer, por tanto, sus habitantes son muy acogedores y su gastronomía, además de ser deliciosa, es económica. Todo esto, sin olvidar la cercanía a un entorno más natural como es el parque Natural de Butrinto, te hará sentir como en casa.
BUTRINTO
A 5 km de la paradisíaca cuidad de Ksamil, albergada en una pequeña península y apodada «La Pompeya de Albania», esta histórica ciudad nos trasporta a la Grecia clásica. Pasear por su acrópolis, visitar la basílica, el baptisterio o el castillo, nos hará desconectar de la vida cosmopolita para conectar con los inicios más clásicos. Todo esto en un entorno natural, plagado de árboles y rodeado por las aguas del Mar Jónico.
BERAT
La apariencia de esta ciudad llama la atención desde fuera por la manera en la que las ventanas parece que «te observan», pero, si nos adentramos en ella, es aún más maravillosa. Está dividida en tres grandes barrios: Gorica, Mangalem y Kalaja. A esta primera zona accederemos cruzando el puente otomano que da nombre a este barrio. Es menos turístico y, por tanto, el más auténtico y también el más tranquilo. Al otro lado del río, tenemos Mangalem, el barrio otomano que «te observa» que, además de sus llamativas casas repletas de ventanas, tiene varias mezquitas, entre ellas una de las más antiguas de Albania, la Mezquita del Sultán, y dos templos. Por último, el barrio de Kalaja es el más antiguo y monumental. Coronado por el asombroso y todavía habitado Castillo de Berat, sus empinadas y empedradas calles y sus casas antiguas prácticamente nos transportan al medievo.
